La semana del arte en Madrid está a la vuelta de la esquina, y con ella, la locura de las ferias. Las galerías, ese vasto ejército de curadores y coleccionistas, se alistan para la contienda. Durante cuatro intensos días, el aire está impregnado de una mezcla de emoción, tensión y transacciones. Los galeristas, hombres y mujeres de negocios con una pasión extrema por el arte, se preparan para lo que muchos consideran uno de los momentos culminantes del año. Pero antes de que te subas a ese tren expreso hacia la gloria, querido artista, permíteme hacerte una advertencia, no por cortesía, sino por supervivencia.
Se que muchos ven las ferias como una oportunidad dorada para acercarse a las galerías, presentarse y hablar sobre su trabajo. Pero déjenme ser brutalmente honesto: en esos días, esto es lo último que una galería quiere. No porque no nos interesen los artistas, al contrario, vivimos por y para el arte. Pero en una feria, el tiempo no es un lujo, es un recurso escaso.
Las galerías, y en especial los galeristas, invierten grandes sumas de dinero para estar presentes en estas ferias. Lo que ocurre en esos días es simple: cuatro o cinco jornadas, un espacio reducido, miles de visitantes, y pocas oportunidades para respirar. No hay tiempo para ensayos ni para amores platónicos con el arte. El objetivo es claro y brutal: vender. Así que, si eres artista, y si estás pensando en acercarte a las galerías durante esos días con la esperanza de que un galerista te descubra entre la multitud, déjame ser claro: eso no va a suceder, te doy un consejo crucial: no vayas con esas intenciones. No lo hagas.
Sí, es cierto que durante las pausas, algunos de nosotros paseamos por los pasillos, curioseamos las propuestas de otras galerías, pero todo ocurre de una manera orgánica, sin la presión de una cita formal.
Si amas el arte, aprovecha la feria para disfrutarla como espectador, para observar cómo se mueve el mercado, para entender qué exponen las galerías que admiras.
Entonces, si eres artista, amas el arte y deseas acercarte a una galería en una feria, recuerda: lo mejor que puedes hacer es ser invisible. Aprovecha la feria para disfrutarla como espectador, para observar cómo se mueve el mercado, para entender qué exponen las galerías que admiras. Deja que las obras hablen por ti, que la calidad de tu trabajo atraiga la mirada de los coleccionistas, y que tu presencia se haga sentir sin necesidad de palabras. En el tiempo adecuado, las galerías se acercarán a ti. Deja que las galerías hagan su trabajo, y si tu arte es lo suficientemente fuerte, ya llegará el momento en que la conversación será sobre ti, pero no apresures el proceso. No quieras cerrar puertas antes de abrirlas, recuerda: en una feria, cada cosa a su tiempo.
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